Page 51 - Cuentos Consum
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Cuando salimos al recreo, la mayoría estábamos cabizbajos…

                - ¡Es que no es justo! – decía José.
                - ¡Yo me pegué todo el sábado por la mañana para acabarlo y pasarlo a
                ordenador! – se quejaba Bea.
                - ¿Y qué podemos hacer? – preguntó Mario.
                - Se me está ocurriendo una idea… - les dije. ¿Y si nos declaramos en

                huelga de trabajos y no hacemos ninguno más?
                - ¡¿En huelga?! – pregunto Carlos Herrero – Lleva cuidado…, no vaya a ser
                que nos metas en un lío.

                - ¿Un lío por qué? ¡Ya está bien! Nos pegamos todo el finde currando y
                mira… ¡A repetir el trabajo otra vez!
                - Es verdad – dijo Sergio – ¡Deberíamos declararnos en huelga!
                Total, que el ánimo se fue caldeando y al final decidimos entre todos ¡que
                íbamos a hacer “huelga de trabajos”!

                Al llegar a clase, Hamza se ofreció de portavoz y comunicó al maestro
                nuestra decisión.
                - ¿Estáis seguros? – preguntó el profesor – Yo creo que no es buena idea…

                Pero bueno, es vuestra decisión y he de respetarla. Eso sí, esta vez os dejo
                una semana de plazo por si alguien cambia de idea. En caso contrario, ya
                sabéis la calificación que tenéis en el trabajo.
                Aunque estaba firmemente decidida a hacer huelga con mis compañeras
                y compañeros, la curiosidad me picaba por saber en qué nos habíamos

                equivocado… ¡Sí! Tenía que saber de algún modo cuál había sido el error,
                así que… ¡Idee un plan!
                Al  final  de  la  jornada,  cuando  sonó  el  timbre,  bajé  en  la  fila  con  mis

                compañeros. Y cuando llegamos a la puerta de salida, le dije al maestro:
                - Profe. Que me he dejado la cazadora en clase… ¿Me dejas la llave un
                momento que subo a por ella?
                - Venga. ¡Pero no tardes! Te espero aquí en la puerta – dijo mientras me
                daba las llaves.

                - ¡Bien hecho! – pensé. El profe había picado el anzuelo, así que rápidamente
                llegué a clase, cogí la cazadora y me puse a rebuscar entre los trabajos.
                El corazón me iba a mil por hora, pensando que si me viese el maestro

                rebuscando entre sus cosas… ¡me la iba a ganar y bien ganada!
                Al final encontré mi trabajo. Abrí la primera página y … ¿¿¿¿quéeee??? ¡¡Un
                4!! Pero, ¿por qué? Si estaba genial el trabajo…


                Miré rápidamente en la última página para ver las anotaciones que había






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