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Gus le hubiera dado la mano, pero Zina las tenía ocupadas con las
tinajas. Azah se despidió de ella, y cogió de la mano a Gus, a la vez
que caminaba rápidamente. Llegaron a un árbol y se sentaron
bajo la sombra de este. Azah miró a Gus con intriga y preguntó:
- ¿Cómo has llegado hasta aquí, Gus?
- La verdad es que es una historia bastante larga – dijo este.
Después de contarle como había llegado hasta allí, Azah abrió los
ojos como platos y balbuceando preguntó:
- Entonces, ¿En tu país hay mucha agua?
- La verdad es que sí que la hay – respondió Gus.
- ¿y por qué la derrocháis? -Volvió a preguntar Azah.
Pero no obtuvo respuesta de Gus a esta pregunta. Gus se quedó
observando el atardecer, a la vez que pensaba la pregunta que
minutos antes le había propuesto su amigo.
- Es hora de irse a casa, está oscureciendo- comentó Azah
mirando a su amigo.
El camino hacia casa fue silencioso, y llegando a casa de Azah
se podía oler la cena que la madre de este había preparado. Zina
dijo a los dos muchachos : “id a lavaros las manos”.
