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Gus realizó una gran mueca de sorpresa, se frotó los ojos, y al ver
que no era una ilusión estuvo a punto de lanzar un grito, pero lo
detuve.
- ¡No!, No chilles, por favor ¡Ven y sígueme!
En ese momento me evaporé y me convertí en una pequeña
nube de vapor de agua, me deslicé por la puerta, bajé por la
escalera y miré hacia atrás para ver si Gus me seguía, y así fue.
Salí por la puerta principal y transcurrido un tiempo llegamos al
estanque del parque municipal. Una vez allí llamé a mis amigas,
las moléculas de agua. Me dirigí a Gus y le dije:
“¡Adelante, toca el agua del estanque! Gus hizo lo que le pedí y
cuando tocó el agua, esta empezó a brillar tanto que Gus tuvo
que cerrar los ojos y cuando los volvió a abrir, vio un paisaje
desolado y con poca vegetación. Gus preguntó:
- ¿Dónde estamos?