El aceite de oliva es elemento fundamental de la dieta mediterránea, pues es una de las fuentes más saludables de grasa y energía que necesita nuestro cuerpo. Además de ser el único aceite vegetal que se puede consumir directamente virgen y crudo.
En un estilo de alimentación saludable, entre un 20% y un 30% de la energía que necesita nuestro organismo la obtenemos a través de las grasas. Y cuanta mayor proporción de ellas sean insaturadas, mejor que mejor. Algunos frutos secos y semillas, el aguacate y el pescado azul, son algunos de los alimentos ricos en grasas saludables, monoinsaturadas y poliinsaturadas.
El aceite de oliva es rico en ácido oleico, un tipo de grasa monoinsaturada que nos ayuda a mantener a raya los niveles de colesterol, motivo por el que ocupa un espacio destacado en la pirámide de alimentación saludable, en el mismo nivel que frutas y verduras.
De este modo, mientras Homero ya presuponía las bondades del aceite de oliva, al denominarlo “el oro líquido”, en el siglo XXI se acumulan las evidencias científicas de los beneficios para la salud.