Page 31 - Cuentos Consum
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Cuando llegaron al concierto aún quedaba un rato para que comenzara.

                Los  abuelos  se  sentaron  en  las  gradas  y pidieron a  sus  nietos  que
                fueran a comprar algún refresco sin azúcar. Pensaron que sería una
                buena oportunidad para seguir preguntando a la gente. Por el pasillo se
                encontraron con un músico que iba con su instrumento y que se llamaba
                David Garrett. Después de pensarlo bien se animaron a preguntarle:

                - Buenas tardes, ¿le podemos hacer unas preguntas?- dijeron al unísono.
                - Claro que sí, estaría encantado. ¿De qué se trata? – respondió el músico.
                - Queríamos saber cómo sería su etiqueta ideal para la comida. – le

                preguntaron

                El músico estuvo pensando un rato, y después les explicó que su padre
                era ciego y que cuando iba a comprar tenían que ayudarlo para poder
                escoger los alimentos que quería, pues las etiquetas no están pensadas

                para las personas que son ciegas o tienen problemas de visión. Para que
                pudieran leerlas tendrían que estar escritas en braille.


                A los dos niños les pareció muy buena idea, se despidieron del músico y
                continuaron preguntando a la gente que iban encontrando. Cuando acabó
                el concierto volvieron a casa, pues al día siguiente tenían que ir al colegio.

                Durante aquella semana la temperatura bajo mucho y el tiempo anuncio

                grandes nevadas, así que un día los padres de Carmen y Pere les anunciaron
                que irían a esquiar el fin de semana a Andorra, para pasar unos días en
                la nieve haciendo  esquí de  fondo. Los dos  hermanos se  pusieron muy

                contentos, pues no podían pasar mucho tiempo con sus padres debido a
                su profesión.

                El sábado por la mañana se levantaron muy temprano para prepararse las
                cosas para ir a la nieve: la ropa de abrigo y los esquís. El viaje fue largo,

                pero valió la pena pues la nieve es muy divertida. Se tiraron rodando por
                la nieve blandita, hicieron muñecos de nieve, esquiaron e hicieron una
                guerra de bolas de nieve. Se lo pasaron pipa pero cuando llego la tarde

                estaban agotados, así que sus padres decidieron que irían todos juntos a
                cenar.

                Escogieron un restaurante muy bonito y decidieron comer sopa, verduras
                salteadas, pollo y de postres pidieron algo que no tuviera azúcar. Les dijeron






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