Page 50 - Cuentos Consum
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Como cada año, paso el verano en
el pueblo en la casa de los abuelos.
Es, como todas las casa de pueblo,
una casa con jardín, huerto,
desván…
Me encanta aquel desván donde
los abuelos guardan mil objetos
que ya no utilizan: herramientas
para trabajar el jardín, fotos de los
bisabuelos en marcos de madera,
juguetes de cuando éramos
pequeños, baúles y cajas de ropa…
Pero sobretodo me gusta el viejo
sofá, el balancín de madera y el puf ¡Ah!, por cierto. No me he presentado:
rojo. A veces me disfrazo, me siento Soy Àuria, bueno mi nombre es
en el sofá y hago ver que soy Aurenbiaix, la hermana grande de
una señora. Otras veces, con mis Juan y de Abril.
hermanos, hacemos ver que
estamos en una casita encantada. El huerto de la casa también me
fascina. En verano hay mil clases
Cuando mamá sube huele de gusanos y bichitos que dan
profundamente las hierbas que la quebraderos de cabeza a los
abuela deja secar para ponerlas abuelos. Aquí tenemos prohibido
en los guisados. Mientras siente el entrar sin permiso. Oigo decir al
olor, se le dibuja una sonrisa en su abuelo: - “Cuatro días por aquí
cara, yo la miro, ¡y la veo tan guapa! estos chiquillos y todo se va a
hacer puñetas”.
La abuela, cada mañana recoge
las verduras que, sí o sí, nos quiere
hacer comer. Y para conseguirlo las
disfraza de mil maneras: piruletas
de zanahoria, bastoncillos de apio,
coliflor con bechamel, redonditas
de calabacín crujiente… Sabe
cocinarlas tan bien que no queda
ni una en el plato.
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