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En el año catapum, en un pueblo llamado Villa
Alimentos, pasó una historia muy curiosa. Pero
antes de contarla, vamos a describir ese pueblo
tan peculiar: era un pueblo no demasiado grande,
situado junto a un riachuelo de aguas cristalinas.
En el pueblo no había espejos y sus habitantes,
cuando querían peinarse, iban a la orilla del río
para mirarse en sus aguas, en el frescor de la
madrugada. Las casas del pueblo tenían forma
de alimentos: algunas se parecían a una pera,
otras a un plátano, otras tenían forma de melón.
También había casas con forma de rosquilla, de
hamburguesa, de pizza... Incluso había alguna
con forma de golosina.
